El pasado viernes 10 de mayo, el Ministerio de Defensa ruso anunció que había liberado las aldeas de Novokalínovo, en la república popular de Donetsk, y Kislovka, en la región de Járkov.
Este rápido deterioro de la línea del frente ucraniana
fue el resultado del trabajo efectivo de las fuerzas rusas, que han ganado posiciones de manera arrolladora en los últimos meses, confirmando la debilidad de Kiev que empezó a hacerse evidente desde el fiasco de la llamada controafensiva durante el verano pasado.
"Lo que los ucranianos han tenido que hacer [para contrarrestar el poderío ruso] es reunir reservas y sacar fuerzas de otros frentes, incluidos el frente de Járkov y el frente de Odesa, pero incluso esto no ha funcionado, porque
han sido doblegados en el campo de batalla", añadió.
Según Ritter, debido a este sostenido fracaso militar, Ucrania se verá obligada a retirar muy pronto reservas de la región de Kiev y de Odesa, para ir a Járkov a llenar ese vacío. Mientras lo hacen, los rusos lanzarán un segundo gran ataque en algún lugar de la zona de Zaporozhie, y los ucranianos se verán enfrentados "al clásico dilema en el que si van al norte pierden, si van al sur pierden, si van al norte pierden, si van al sur pierden, si se quedan en el medio, pierden, no hay una buena opción para ellos", explicó Ritter.
Al señalar que sus fuentes le dijeron en enero que esperara "alteraciones dramáticas" en el mapa del campo de batalla en mayo, Ritter predice que Rusia capturará un territorio significativo en Járkov y Donbás este mes, con la eventual capitulación de Ucrania unos meses después.
"Dicen que la capacidad ucraniana para continuar con una resistencia cohesiva colapsará este verano; esa es la evaluación rusa y estoy de acuerdo con este análisis", dijo Ritter, señalando que las operaciones de Rusia no están impulsadas por "calendarios" y ya han asignado los recursos para continuar la operación militar hasta 2027 si es necesario.
La decisión de lo que suceda con Ucrania ahora está únicamente en manos de Moscú, argumentó Ritter.
Ritter añadió que el paquete de ayuda militar recientemente promulgado por el presidente estadounidense Joe Biden ha tenido "impacto cero" en el campo de batalla. "Lo que hemos visto, por ejemplo, es que los proyectiles de artillería de 155 milímetros que se necesitan desesperadamente fueron traídos desde Rumania en un barco, descargados en Odesa en un almacén y alcanzados por dos misiles Iskander. Boom, ahí se fueron un par de miles de millones de dólares", ironizó.
Pero el mayor problema para
Ucrania sigue siendo la mano de obra, no las municiones, explicó Ritter. "Hoy en día, no tienen mano de obra que desperdiciar y no hay nadie capacitado. No tienen gente para pelea. Puedes tener la mejor munición chapada en oro del mundo, pero no importa si no tienes a nadie que la use", explicó.