EEUU no tuvo que poner la otra mejilla: ambas fueron golpeadas simultáneamente por Rusia [vía Turquía] y China. Por un lado, los sistemas de defensa antiaéreos rusos S-400 arriban a Turquía tal cual lo planificado, pese a las ingentes amenazas que Washington derramó como una desesperada bomba de racimo sobre Ankara, que no jugó al achique pese a todo.
En este sentido, el analista internacional Eduardo Luque incide en que "los sistemas de misiles norteamericanos Patriot son bastante ineficaces, suelen ser mucho más caros que los S-400".
Pero que no cunda el pánico. Fue lo que vino a decir en otras palabras el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu. "Los sistemas de misiles de defensa antiaérea S-400 que compramos, no amenazan a la OTAN, ni tampoco a los aviones de combate F-35", dijo. Y la aclaración vale ante el desasosiego que invadió a EEUU y demás compinches de la OTAN.
"Aquí no hay un problema económico, hay un problema político de primer orden", dice Luque.
"Hay un problema en el que efectivamente Turquía se está alejando paso a paso del control de EEUU. No sabemos si eso llevará finalmente a una ruptura de la OTAN –eso es todavía prematuro de analizar– aunque hay líneas de tendencia y de fractura que apuntan a esa línea", expresa el analista.
"El presidente Trump parece que no tiene una política exterior y una estrategia definida, funciona más por impulsos, que analizando objetivamente", opina Luque al respecto.
El analista cree que con sus estrategias, el inquilino de la Casa Blanca "pone en peligro la paz mundial precisamente porque no es capaz de calcular realmente qué puede ocurrir. Para China, Taiwán es una línea roja que no puede ser tocada de ninguna forma sin una reacción sumamente enérgica por su parte. El Gobierno chino reivindica que Taiwán es parte de China, que no es un Estado independiente".
"Trump intenta apagar un conflicto incendiando otros", concluye Eduardo Luque.