Araújo ingresó a la carrera diplomática con 22 años, y lleva casi tres décadas en diversos puestos marginales en la estructura de Itamaraty, el ministerio de Relaciones Exteriores (MRE) de Brasil. Hoy, con 51 años, es el hombre sobre quien Bolsonaro depositó el liderazgo en la política externa del gigante sudamericano.
Y también el canciller designado —hasta ahora, prácticamente un desconocido en la política brasileña— ha levantado polvareda por las entradas que escribió en su blog 'Metapolítica 17', con opiniones críticas sobre la globalización. O, usando sus palabras, el "globalismo".
"El globalismo es la globalización económica que pasó a ser conducida por el marxismo cultural. Esencialmente es un sistema antihumano y anticristiano. La fe en Cristo significa hoy, luchar contra el globalismo, cuyo objetivo último es romper la conexión entre Dios y el hombre, transformando al hombre en esclavo y a Dios irrelevante", afirma Araújo en la descripción de su blog.
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El experto apuntó a que el reglamento de la Cancillería brasileña "prevé que los diplomáticos puedan hacer este tipo de declaraciones", con una advertencia de que "son opiniones estrictamente personales que no representan la visión" del organismo.
"Pese a que está habilitada esa opción, casi ningún diplomático la usa y la abstención en los debates políticos nacionales es una tradición antigua", acotó el experto.
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En el blog, el funcionario ha vertido opiniones que van en dirección contraria a la que impera en los espacios multilaterales, particularmente en asuntos como el medioambiente, las migraciones, o incluso la validez del mismo multilateralismo.
El medioambiente, una "táctica de la izquierda para la dominación total"
En una de sus entradas, el futuro canciller opina que los asuntos ambientales son un buen ejemplo para ilustrar cómo "la táctica de la izquierda" consiste en "secuestrar causas legítimas y conceptos nobles, y pervertirlos para servir a su proyecto político de dominación total". Lo define como "climatismo", es decir, "una táctica globalista de instilar el miedo para obtener más poder".
"Ese dogma sirve para justificar el poder regulador de los Estados sobre la economía y el poder de las instituciones nacionales y sus poblaciones, así como para sofocar el crecimiento económico de los países capitalistas democráticos y favorecer el crecimiento de China", opinó el diplomático.
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Tampoco escatima en lisonjas para Donald Trump, que anunció la salida de EEUU del Acuerdo de París para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2ºC hacia 2020. Para Araújo, "parte importante del proyecto globalista es transferir poder económico de Occidente para el régimen chino y parte fundamental de proyecto de Trump es interrumpir ese proceso".
La lucha contra el "antinatalismo", otra de las cruzadas de Araújo
En otra publicación, Araújo considera que "la izquierda sabe que está perdiendo la lucha en el terreno político-económico, debido a su opción preferencial por la corrupción y su incompetencia en la gestión pública".
"Ante eso, intenta llevar el debate para el terreno de la metapolítica y se concentra en la agenda del aborto, de la 'laicidad', de la diversidad, de la ideología de género, de la racialización de la sociedad y de la inmigración irrestricta", asevera el futuro canciller.
También opina que en esta supuesta estratagema se ha fomentado "la sexualización de los niños, la desexualuzación o androginización de los adultos". Además, considera que "la demonización de cualquier defensa de la familia o del derecho a la vida del feto como 'fundamentalismo religioso'" o "la desvalorización de la capacidad gestativa de la mujer" apunta "a un único sentido: no nacer".
"Quieren una sociedad donde nadie nazca, ningún bebé, mucho menos el niño Jesús. Pregunto incluso si el sadismo abortista de la izquierda no proviene de una pretensión nihilista de estar matando en cada bebé a Cristo antes de nacer", esboza Araújo.
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"En lugar de los tradicionales lemas conservadores del tipo 'Dios, Familia y Patria', la izquierda globalista coloca 'Nada, nada y nada'", remata.
Críticas desde el interno de la diplomacia brasileña
En ese sentido, el nombramiento de Araújo puede entenderse como "un triunfo" de Eduardo Bolsonaro, apuntó Patricio Talavera. El diputado, dijo el experto, "hizo lobby sistemático" para que el diplomático acceda al MRE en lugar de Olavo de Carvalho, "el pensador que alumbra la concepción internacional del bolsonarismo".
"No es alguien que llegó a la diplomacia por la política, como pasa en muchos otros países de América Latina. (…) Es un hombre de 51 años que está desde los 22 inserto en el sistema diplomático brasileño. No se trata de un paracaidista", resaltó el experto.
"Esa crítica tiene una parte de razón y otra parte de intencionada y distorsiva. La parte que tiene razón es que no ha sido un gran cuadro de la camada de principales diplomáticos de Itamaraty", precisó Talavera.
"Ha sido un agente más bien periférico en la estructura, en la formación, gestación y mantenimiento de la cultura política de Itamaraty. También es cierto que no se puede decir que es alguien que desconoce los circuitos diplomáticos, porque está 30 años en el organismo", agregó el experto.
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Por eso, opinó, "hay un poco de crítica interesada" que surge de "una burocracia celosa de sus capacidades", que ve "que un personaje periférico, lateral en su organigrama y en sus estructuras llega al puesto máximo".
¿Qué podrá hacer Bolsonaro con su gabinete?
Talavera consideró que "Bolsonaro está haciendo el Gobierno que él quiere", comprometiendo únicamente a sus sectores afines. Aunque esto puede parecer una obviedad, en el sistema de Brasil, donde el Congreso tiene muchas prerrogativas, es necesario comprometer "a un montón de actores" en la formulación de las políticas.
"Actores que en muchos casos se encuentran en las antípodas ideológicas políticas y culturales de uno. Esto Bolsonaro no lo está tomando en cuenta, está yendo a un Gobierno concentrado en su figura, en un esquema radial en el que el poder está concentrado en el presidente, con ministros secretariales, técnicos, combinados con otros ministerios de grandes egos y pesos propios", expresó.
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Ninguno de los ministros podrá "por sí solo aportar la gestión y la aprobación parlamentaria que Bolsonaro va a necesitar", particularmente cuando el nuevo Gobierno —como dijo Bolsonaro— pretende aplicar "remedios amargos". Según Talavera, son medidas "impopulares", con un costo en votos.