Los 12 barcos en competencia recorrieron unas 3.363 millas náuticas (unos 6.200 kilómetros) en la primera de las ocho etapas de la carrera, que dura casi un año, con un trayecto total de 40.000 millas náuticas (74.000 kilómetros) alrededor del globo.
"Entré a esta carrera porque buscaba una aventura, un desafío. Además es una buena oportunidad para entrenar mis destrezas en la navegación. Se trata de la mejor carrera de barcos a vela del mundo, y Rusia no es el mejor país para navegar porque para hacerlo debes viajar en tus vacaciones. Eso es poco tiempo al año, así cuesta tomar ritmo", explicó el letrado que navega intermitentemente hace cinco años.
La decisión más difícil, sin embargo, no vino por el lado laboral sino del amoroso. Konstantin conoció a su amada hace pocos meses, y durante la etapa de mayor idilio tuvo que separarse de ella. Eso le generó mucha ansiedad.
Sin embargo aseguró que con la Clipper aprendió que navegar en mar abierto no es tan difícil como creía. "Ahora tengo mucha más confianza en que puedo cruzar los océanos por mi cuenta. Pienso comprarme un velero cuando termine de viajar", comentó.
Otros, sin embargo, correrán hasta el final. Es el caso de Dimitry Papulin, un consultor gerencial ruso de 30 años que reside en Dubai. Aseguró a Sputnik que antes de la competencia tenía muy poca experiencia de navegación, pero cuando supo que existía una prueba de este estilo le pareció "increíble" y no dudó en inscribirse.
"Uno de los desafíos más interesantes es que en mi vida siempre estuve acostumbrado a tener que resolver cosas vinculadas al pensamiento, la universidad, el máster, el trabajo. En la Clipper ese esquema se traslada a lo físico y a lo emocional", indicó este ruso, que llegó en el barco ganador de la etapa Liverpool-Punta del Este, el Sanya Serenity Coast.
"Se siente como si Liverpool hubiese ocurrido hace años. Una de las mejores cosas del viaje fue estar a cargo del timón y poder surfear las olas con un barco tan grande [70 pies], el sonido del agua escurriéndose por los costados es alucinante. A una velocidad de 20 nudos deslizarse así sobre el agua es algo magnífico", señaló.
Pero la competencia es demandante. Para este ruso incrementar sus niveles de resistencia física fue una de las partes más duras del viaje. "Estar en un espacio reducido con otras 20 personas que no conoces, sin fines de semana, trabajando todo el día, es desgastante. Hay que robustecer la mente", destacó.
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Dimitry va a completar todas las etapas de la carrera. Su próximo punto de llegada es Sudáfrica, luego Oceanía, China, Estados Unidos, Panamá, la costa neoyorquina e Irlanda. Esta es la segunda vez en su vida que visita América del Sur. Antes había estado en Río de Janeiro, Brasil.
"El recibimiento que tuvimos en Punta del Este fue genial. Fuimos los primeros en llegar. Nos recibió la armada, una banda, la gente en el puerto. Fue un momento muy emocional. Esta ciudad es hermosa, la gente es muy amable. Me encanta estar acá", confesó.
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— The Clipper Race (@ClipperRace) September 23, 2017
Una competencia de estas características, donde se ponen a prueba cuerpo y alma hace que los participantes descubran cosas de sí mismos que no conocían. "Aprendí que me gusta cuando las cosas se ponen intensas. Los momentos más emocionantes son cuando las cosas salen mal y hay que solucionarlas. Idear planes que no estás seguro de que van a funcionar es algo muy emocionante. Este tipo de aprendizajes lo puedo trasladar a otras esferas de mi vida", dijo Dimitry, quien luego de la carrera se tomará un tiempo para visitar amigos y su familia en Rusia antes de volver a Dubai.
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"Mientras tenga el mar cerca continuaré navegando el resto de mi vida. Clipper es algo que jamás olvidaré. Es una oportunidad única para conocerse a sí mismo y probar tus destrezas trabajando en equipo. Te cambia como persona. Es una aventura enorme", concluyó.