"Sólo los pasajeros con billetes aéreos válidos durante las próximas 24 horas y documentos de identidad podrán entrar a los edificios de la terminal del aeropuerto", dijo el servicio de prensa.
El régimen especial permanecerá en vigor hasta que se publique un aviso de su cancelación.
La administración recomienda que los pasajeros lleguen tres horas antes del vuelo para someterse a todos los procedimientos necesarios.
No se recomienda ir al aeropuerto a otras personas que deseen acompañar o recoger a los pasajeros, salvo en caso de urgencia.
La administración del aeropuerto obtuvo una orden judicial que prohibía las protestas y manifestaciones en el aeropuerto, con la excepción de dos zonas especialmente designadas en los extremos de la sala de llegadas.
Varias docenas de manifestantes permanecen actualmente en la terminal aérea, en una de las áreas designadas en el vestíbulo de llegadas.
El diario el South China Morning Post informó el 14 de agosto que la compañía aérea Cathay Pacific Airways de Hong Kong había denunciado que 55.000 pasajeros no podían salir del Aeropuerto de Hong Kong debido a las protestas.
La jefa de Gobierno, Carrie Lam, declaró el proyecto "muerto", aunque las protestas continuaron exigiendo que la iniciativa fuera completamente abandonada y que las autoridades de Hong Kong —una excolonia británica que goza del estatus de autonomía de China— implementen el sufragio universal y retiren las acusaciones penales contra los manifestantes.
La misión permanente de China ante la Organización de las Naciones Unidas acusó el 13 de agosto a los manifestantes de inclinarse hacia el terrorismo, dañando equipamiento urbano, paralizando el aeropuerto, bloqueando el transporte y usando presuntamente armas letales.