La empresa alemana Siemens anunció el 21 de julio la rescisión de los contratos con las empresas rusas para el suministro de equipos a las centrales eléctricas por el supuesto 'desvío' de cuatro de sus turbinas destinadas inicialmente a un proyecto en el sur del país.
El 10 de julio, Siemens anunció que estaba investigando cómo acabaron en Crimea cuatro turbinas fabricadas por la compañía y si su entrega constituía una violación de los contratos de suministro y del régimen de sanciones impuesto a la península rusa por parte de la Unión Europea.