Mientras que algunas crisis solo sacuden, otras mueven los cimientos sobre los que reposan las formas de actuación de las sociedades. La crisis provocada por el COVID-19 parece ser una de estas últimas, con transformaciones sanitarias, en la recreación, y sobre todo en el consumo y el empleo. De acuerdo a un informe del mes de julio elaborado por el Banco Mundial, el momento que atraviesa la economía en 2020 es el peor desde 1870.
"Yo creo que esta crisis es más dura que por ejemplo la del 2008, porque los sectores que fueron más afectados no estaban haciendo nada equivocado en sus estrategias. No estaban tomando demasiado riesgo, ni demasiada deuda, ni llevando a cabo estrategias equivocadas. Simplemente han quebrado o han perdido puestos de trabajo por el cierre forzoso de la economía", explicó.
Tal severidad, a su criterio, va a implicar cambios que permanecerán hasta después de que el virus deje de ser un problema. De tal forma que "hay muchos sectores que simplemente no van a recuperarse".
"Probablemente no volverá el método de trabajo presencial que estaba muy enraizado, sobre todo en las culturas menos anglosajonas: el tener que estar en la oficina como reflejo de que estás trabajando, aunque estés literalmente mirando por la ventana. Creo que eso ha cambiado y las reuniones también. Se hacían muchísimas reuniones muy largas para nada (…), muchas de las cosas que antes se tardaban varias semanas, se hacen ahora en media hora vía telemática", señaló.
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