A finales de año podemos disfrutar de uno de los mejores espectáculos astronómicos. Primero llegaron las dracónidas, que pudieron verse a mediados de octubre. Luego las oriónidas, ahora las leónidas, y tras estas, las gemínidas.
"Los meteoros a menudo no se vuelven visibles hasta que están a unos 30 grados de su punto radiante. Están saliendo del radiante en todas direcciones. Por lo tanto, los meteoros leónidas, como los meteoros en todas las lluvias anuales, aparecerán en todas partes del cielo", explica el portal Earthsky.
Aunque las leónidas pueden verse fácilmente entre el 6 y el 30 de noviembre, estos días viven su máximo apogeo debido a la ausencia de la Luna que se encontrará en fase creciente. En un cielo oscuro, sin luna, se pueden llegar a ver de 10 a 15 meteoros por hora.
El mejor lugar para observar esta lluvia de estrellas puede ser cualquiera con tal de que proporcione un cielo oscuro. Es preferible observar desde un lugar que tenga pocos obstáculos para la vista, como edificios, árboles o montañas y no utilizar instrumentos ópticos que nos limiten el campo de visión.
"Conviene dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras, en la dirección opuesta a la posición de la Luna si la observación se realiza antes de su ocaso. Lo más cómodo es sentarse o tumbarse y esperar a que la vista se acostumbre a la oscuridad", define el Instituto Geográfico Nacional.
Así que, si puedes, duerme una siesta por la tarde, pues suelen bullir a partir de la medianoche. Aunque pueden aparecen en cualquier momento, las horas entre la medianoche y el amanecer son las mejores para observar meteoritos.