"Es muy difícil cuando eres personal de salud, y atiendes a pacientes con el virus, porque un médico no se quiere convertir en paciente, y a veces se comete el grave error de automedicarse", dijo a Sputnik la directora del Hospital Doctor Domingo Luciani, Maurilina Guzmán. Se trata de uno de los sanatorios más importantes de Venezuela, ubicado en el estado Miranda (norte), dentro de la región capital.
"Al principio había mucha resistencia", confiesa. Para ello, con apoyo de la Cruz Roja se realizaron charlas educativas sobre los riesgos, las normas de bioseguridad, los tratamientos y el manejo de pacientes de COVID-19.
Reto continuo
El hospital que Guzmán dirige está específicamente en la localidad de Petare, que para el año 2011, cuando se hizo el último censo, contaba con una población de 412.756 habitantes, la mayoría residentes de barrios que se fueron construyendo de manera informal.
Pese al temor que pueda generar la presencia de un virus que se contagia tan fácilmente y que ha causado numerosas muertes, el personal sanitario no puede detenerse.
Es allí donde todo el equipo que lo dirige tiene que desarrollar un esquema que les permita no solo atender a los pacientes COVID-19, sino a quienes padecen otras patologías, aún cuando las circunstancias no sean las más óptimas.
Carpa de pruebas
En la entrada de este hospital se encuentra el área de triaje respiratorio, que consta de un pequeño cubículo, una carpa con el símbolo de la Cruz Roja, en la que se toman las pruebas de PCR, y unos toldos con banquitos ubicados a un metro de distancia y unas camillas para quienes no pueden mantener en pie.
En el área hay solo una persona encargada de hacer las pruebas "esto se hace para evitar que sean múltiples la manipulaciones y menor el riesgo para el personal que está laborando en la carpa, se expone solo una persona que si se infecta, es esa sola", explicó la directora.
PCR rutinario
El personal sanitario también es sometido, dijo Guzmán, de forma rutinaria a exámenes de PCR, y hasta el momento "hemos tenido cerca de un 10% de los que están en COVID-19 directamente infectados".
Sin embargo, el mayor número de afectados por el nuevo coronavirus, detalló la directora y especialista en traumatología y ortopedia, no está en las áreas covid, sino en otras especialidades como emergencia y obstetricia.
"El personal de obstetricia ha sido uno de los servicios más afectados en cuanto al equipo de resientes por la infección por covid, porque las obstétricas no todas reflejan los síntomas y a veces se disminuyen las medidas de protección y eso ha generado que parte de los residentes hayan resultado afectados", añadió.
Hasta el momento, destacó Guzmán, las pruebas no han escaseado, tampoco los equipos de bioseguridad para el personal covid, "lo que debemos solventar siempre es el agua, porque como aplican racionamientos constantes, nos quitan el agua como a zonas residenciales, y esto es un edificio, pero con pacientes, pero siempre se resuelven con (camiones) cisterna".
Aún con las dificultades que puede representar estar al frente de un hospital centinela (como se define en Venezuela a los que atienden el COVID-19), y ante el temor que genera que algunos de sus compañeros con el mismo rol que ella hayan perdido la batalla, Guzmán indicó, que ha sido vital estar acompañada de un buen equipo.
De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas, el 75% de las personas que trabajan en el sector sanitario son mujeres, y Guzmán detalló que alrededor del mismo porcentaje dentro del hospital también lo son.