La suspensión de las entregas se llevó a cabo a principios de junio tras la detección de fallas en los tubos que se encargan de hacer circular el gas inerte en los tanques de combustible. De no haber sido suspendida la entrega de estos cazas, esta falla podría haber causado explosiones en 14 de los 24 modelos del avión de combate.
Según publica Bloomberg, la compañía Lockheed reanudó las entregas el 23 de junio con dos de los aviones de combate con la recomendación de que los cazas no vuelen "a menos de 40 kilómetros de rayos o tormentas eléctricas" como medida de seguridad hasta que se obtenga una solución para corregir esta falla.
El pasado 19 de mayo un avión de combate F-35A Lightning II de quinta generación se estrelló al aterrizar en una base aérea en el estado estadounidense de Florida.