A pesar del favorable augurio para Vox en los recientes sondeos, dado que muchas encuestas le sitúan ya como tercera fuerza en el Parlamento a partir de las próximas elecciones, Santiago Abascal Conde, presidente de la formación desde 2014, pidió en un mitin de campaña en Sevilla "no venirse arriba" porque "esta va a ser una batalla larga".
Antes de eso, el partido nacido en 2013 sólo había logrado representación parlamentaria en las elecciones autonómicas de Andalucía, en diciembre de 2018, donde irrumpió en el Parlamento con 12 escaños.
Con el objetivo de "transformar España", el Vox de Abascal sigue creciendo y aspira a sobrepasar a Ciudadanos y Unidas Podemos para convertirse en la tercera fuerza política del país.
La vida de Abascal estuvo siempre ligada a la derecha, en concreto al Partido Popular, formación en la que su familia ocupó cargos políticos desde la época de la dictadura de Francisco Franco.
Su padre, con quien compartió nombre, también protagonizó una larga vida de militancia en el Partido Popular de Álava, donde desempeñó varios cargos durante los años de más presencia de la organización terrorista ETA, que tuvo en el punto de mira a su familia.
Así, el terrorismo marcó la militancia de Abascal, quien se afilió a los populares con 18 años y con 23 accedió por primera vez a un cargo público como concejal de un pueblo alavés que entonces gobernaban los independentistas vascos.
Más tarde, llegó a ocupar un asiento en el Parlamento del País Vasco, donde fue diputado entre 2004 y 2009.
Ávido opositor al sistema de comunidades autónomas y defensor de la "unidad" de España, Abascal promovió y dirigió durante 12 años la Fundación para la Defensa de la Nación Española.
Desde su entrada a Vox, el político se ha caracterizado por su discurso xenófobo, su desacreditación a las autonomías y su lucha contra el nacionalismo vasco y el independentismo catalán.
En sus inicios como presidente de la formación de ultraderecha ya acusaba a los políticos independentistas de planear un "golpe de Estado", como se refería al referéndum de autodeterminación para separar a Cataluña de España, que todavía entonces no se había producido.
Su fuerte discurso contra el independentismo le sirvió para seducir a parte del electorado del Partido Popular, al que se refiere como la "derechita cobarde", y Ciudadanos para hacerse un hueco en los parlamentos españoles y más tarde en el Congreso.
Los sondeos pronostican que Vox volverá a protagonizar un meteórico ascenso este 11 de noviembre, ya que algunos otorgan a la formación de extrema derecha el doble de escaños que en los comicios del pasado abril, situándola cerca de los 50.
Erigidos como líderes del antiprogresismo, Santiago Abascal y su formación aprovecharán las segundas elecciones de este año para afianzar su lugar dentro del escenario parlamentario español, en unos comicios donde el centro de debate no ha sido ni la economía ni las políticas sociales, sino la crisis política en Cataluña que tanto ha protagonizado el discurso de Vox en los últimos años.