Italia, la tierra del gatopardismo
Italia rompe la máxima que dice que 'Nadie es profeta en su propia tierra': el italianísimo gatopardismo parece florearse en el Palazzo Chigi y alrededores por estos días y los que están por venir.
El Dr. en Geopolítica de la Universidad de Pisa Rolando Dromundo entiende que "lo que está pasando es que se está tratando de evitar ir a elecciones otra vez: la mayoría de los italianos no quisieran otro proceso electoral al haber pasado sólo un año y medio de que se votó la última vez".
¿Otra vez sopa?
Giuseppe Conte no es el único que repite en el menú, también lo hace el Movimiento 5 Estrellas —recargado— junto Partido Democrático [PD] —también en una versión más que recargada— que persigue reverdecer viejas glorias pese a estar desahuciado desde hace tiempo ante el electorado.
Lo que subyace en la actitud de di Maio, de acuerdo a Dromundo, es que teme quedar fuera de las jugadas si no consigue el cargo de vicepremier "porque ya se siente relegado por otras figuras políticas al interior del partido y cree que está arriesgando a perder posiciones".
Pero los 'desahuciados' podrían ser varios: empezando por los propios partidos que estarán en yunta —al entender desde filas propias y extrañas como inapropiada esta nueva sociedad— hasta el electorado, verdadera bomba de relojería para los intereses de ambos partidos cuando llegue el día de acudir a las urnas.
"Queda un acuerdo muy bizarro entre estos dos partidos [M5S y PD], porque son acuerdos muy coloridos pero que generan muy poquitos puntos para generar compatibilidad entre los dos en el Gobierno", sentencia Dromundo.
¿Pan para hoy, hambre para mañana?
No obstante y de momento, al único que las dos facciones, es decir, el M5S y el PD viven como desahuciado con una visión cortoplacista, es al ministro de Interior en funciones, Matteo Salvini.
"Por supuesto que fue un error táctico el de Salvini [de acabar con la coalición de Gobierno de La Liga con el M5S], le ganó su ego, le ganó el verse, por un lado, arriba en las preferencias electorales en los sondeos donde rasguñaba casi el 40%, pero hizo caer el Gobierno, por lo que se percibió como un capricho y eso no gustó a mucha gente", concluye el Dr. Rolando Dromundo.