El 14 de agosto de 2018, en Génova se desplomó uno de los pilares del viaducto construido en 1967 según el proyecto del arquitecto Riccardo Morandi en la carretera A10.
Mañana el 14 de agosto en Génova se celebrarán unas actividades fúnebres, en las que participarán altos dirigentes del Estado italiano.
Francisco en su mensaje publicado en el periódico genovés Il Secolo XIX recordó los momentos dramáticos vividos por familias que iban o regresaban de vacaciones, por hombres y mujeres que se dirigían a sus centros de trabajo.
"Fue una herida infligida en el corazón de Génova, una tragedia para quienes perdieron a sus familiares, un drama para los heridos y un sobrecogimiento para quienes se vieron obligados a abandonar sus hogares", señaló.
El Pontífice calificó el derrumbe del puente como "una catástrofe que se podía evitar", dijo que "después de tales tragedias hay que llorar, permanecer en silencio, preguntarnos sobre la razón de la fragilidad de lo que construimos y, sobre todo, rezar".
Francisco llamó a los genoveses a no permitir que ese desastre rompa los lazos que unen a su comunidad y a recodar los más importantes hitos de la historia de su ciudad.
"No pierdan la esperanza, no dejen que se la roben", exhortó.