El 16 de julio la delegación de Hamás, encabezada por Abu Marzuq, se reunió con el viceministro ruso de Exteriores Mijaíl Bogdánov.
"Rusia debe apoyar la solución del problema palestino, ya que Moscú puede interactuar con otros países y con los propios palestinos", dijo el político, agregando que la parte rusa "también tiene la posibilidad de llamar a todas las agrupaciones palestinas al diálogo".
Según el diplomático, Rusia cuenta con una influencia "en todos los grupos palestinos", y es el único país del mundo "que dispone de esa posibilidad".
Abu Marzuq resaltó además la capacidad de Rusia de desarrollar esa actividad en "el marco del cuartero de Oriente Medio, del Consejo de Seguridad de la ONU y de la Asamblea General de Naciones Unidas".
Advirtió que debatió con Bogdánov el hecho de que "EEUU se han convertido en la única fuerza que determina la situación" en la zona, y solo Moscú puede contrarrestar el papel que pretende jugar Washington.
"Rusia, en el Medio Oriente, defiende no solo sus propios intereses, sino también los intereses del mundo entero", aseguró, agregando que la presencia de Rusia en la región hace posible "restablecer el equilibrio en el Medio Oriente en general".
Para el diplomático resulta de gran importancia que fuera abordada la manera de contrarrestar "el plan estadounidense".
La parte económica del plan, que se presentó oficialmente durante la conferencia internacional de Bahréin los días 25 y 26 de junio, prevé recaudar 50.000 millones de dólares para invertirlos en las economías de Palestina, Israel, el Líbano, Egipto y Jordania.
Más de la mitad de los fondos se destinarían a Cisjordania y Gaza para transformar radicalmente su economía, duplicar el Producto Interno Bruto (PIB) y reducir la pobreza a la mitad en diez años.
Los palestinos boicotearon la conferencia y el plan económico por completo, comparándolo con un intento de comprarlos para que firmen un acuerdo de paz favorable a Israel.
El movimiento islamista palestino Hamás, considerado grupo terrorista por varios países —entre ellos Estados Unidos e Israel— gobierna la Franja de Gaza desde hace 11 años.
El oponente del islamista Hamás es el nacionalista Al Fatá, que controla Cisjordania a través de las instituciones de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que gozan de reconocimiento internacional.
En octubre de 2017 representantes de Al Fatá y Hamás firmaron en El Cairo un acuerdo sobre la superación de la escisión y el restablecimiento de la integridad del sistema político palestino.
A pesar de todo, la mayor parte de ese acuerdo no se cumple.
Los palestinos, en el marco del proceso de paz con Israel que actualmente está suspendido, exigen que las futuras fronteras entre los dos Estados soberanos pasen por las líneas que existían antes de la Guerra de los Seis Días de 1967, con un posible intercambio de territorios.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 25 июня 2019 г.
Otro de los anhelos palestinos consiste en crear su propio Estado en Cisjordania y la Franja de Gaza, con Jerusalén Oriental en calidad de capital.
Israel se niega a regresar a las fronteras de 1967, y especialmente a compartir con los árabes la ciudad de Jerusalén, que ya ha declarado su capital eterna e indivisible.