La Marcha del Silencio es organizada desde 1996 por Familiares de Detenidos Desaparecidos de manera ininterrumpida. La de este año es la edición número 24.
Desde sus inicios, ha sido la mayor movilización colectiva no partidaria que se realiza anualmente en el país suramericano.
Parte del Memorial de los Desaparecidos y recorre sin pronunciar consignas, ni cantos, ni ruidos casi dos kilómetros hasta llegar al centro mismo de Montevideo, la Plaza Libertad.
Recién allí se rompe el silencio, cuando decenas de miles de personas dicen presente tras escuchar por altavoces el nombre de cada uno de los 200 desaparecidos que dejó la dictadura cívico-militar que gobernó Uruguay entre 1973 y 1985.
"Esa marcha en silencio es la que más me conmueve desde que fui a la primera de ellas. Es una cosa impresionante, más que las que se hacen con bombos, cantos. La uniformidad del silencio te da una medida de la masividad", expresó Solsona, que este este lunes 20 volverá a marchar.
Pero no será una más: "Para mí, para quienes nos rodean e incluso para las abuelas y familiares de acá, que tienen un aliento más, un poquito de viento en popa para toda la lucha. Pero el tema de fondo sigue sin resolverse y por eso es necesario la masividad de la marcha. Es un silencio que ensordece".
"El tema del terrorismo de Estado tiene una etapa que es la ejecución y después tiene una etapa muy larga, que lleva varias décadas, que son las consecuencias", dijo Solsona, señalando que “intimida a generaciones posteriores, que les cuesta arrancar y luchar por sus reivindicaciones”, indicó Solsona.
"Por eso lo importante de la masividad de las marchas, para demostrar que no van a poder", dijo, en referencia a los intentos por mantener impunes todos los crímenes cometidos.
El 9 de abril Abuelas de Plaza de Mayo comunicó el hallazgo de su hija, cuya madre, Norma Síntora, fue secuestrada en mayo de 1977 embarazada de ocho meses y que continúa desaparecida.
"El término desaparecidos enmascara los peores crímenes de lesa humanidad", dijo Solsona, al referirse a este crimen de carácter permanente que impide establecer lo que pasó con las víctimas de las dictaduras latinoamericanas de los años 70 y 80.
"Es una parte de Norma la que aparece" destacó Solsona, al expresar otro significado del hallazgo de su hija.
"Sobre todo por mi hijo mayor, el hermano de la nieta 129, Marcos. Y para mi hijo más chico que nació acá (Uruguay) y para mi actual compañera. Desde cada uno de ellos, con historias diferentes, esto fue un logro importante y alentador".
Cuando Estela de Carlotto ,presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, dio la noticia sobre la recuperación de la nieta 129, destacó el hecho de que uno de sus padres estaba vivo y de que iban a poder abrazarse.
"Estamos en eso, tratando de acercar ese momento, pero no es fácil. Teníamos un océano de por medio, familia, y un montón de cosas que requieren sobre todo asimilar verdades que no se conocían, y eso lleva un tiempo, pero falta menos".
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