Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes colocaron sus búnkeres, túneles, maquinaria bélica, armas y municiones en Heligoland.
Con la derrota de la Alemania nazi, los aliados decidieron destruir su legado y llevaron numerosas municiones germanas a la isla, que ya de por sí estaba plagada de armas. El impresionante arsenal de Heligoland se convirtió en una 'bomba' cuya potencia se estimaba en unas 6.700 toneladas.
Se detonaron 4.000 ojivas de torpedos, 9.000 bombas y minas submarinas y 91.000 granadas de diversos calibres. El efecto sísmico de la titánica explosión se registró a miles de kilómetros de la isla.
Posteriormente, el Reino Unido usó la isla como campo de entrenamiento militar. Pero el 1 de marzo de 1952, Heligoland fue devuelto a los alemanes.
Actualmente, es un lugar de vacaciones que no solo atrae a los turistas, sino también a los amantes de la historia, dado que conserva restos de búnkeres.