Lo anunció el propio Salvini en una rueda de prensa en la ciudad de Monza, a donde llegó para abrir un nuevo departamento policial y reunirse con los jefes de policía locales.
El ministro italiano afirmó que sobre nueva investigación lo informó el fiscal de Catania, Carmelo Zuccaro, quien envió los materiales del caso al "tribunal ministerial", organismo que tiene derecho a investigar a los miembros del Gobierno.
"De nuevo estoy entre los sospechosos, pero voy a aprovechar la oportunidad para volver a decir que los puertos italianos permanecerán cerrados", dijo Salvini.
A finales de enero, el barco Sea-Watch, propiedad de una organización humanitaria alemana, salvó a un grupo de 47 migrantes cerca de la costa libia y pasó casi dos semanas a la espera de una decisión de las autoridades italianas.
Luego se les permitió desembarcar en Italia después de que siete países europeos, incluida Italia, aceptaran recibirlos.
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A finales de marzo la Cámara Alta del Parlamento de Italia votó en contra de juzgar a Salvini después de que los órganos de investigación de Sicilia lo acusaran de privación de libertad de un grupo de personas y abuso del poder en relación con el caso de los migrantes del barco Diciotti.
Las autoridades maltesas no permitieron a los marineros italianos desembarcar a los migrantes rescatados en uno de sus puertos.
Diciotti estuvo cinco días en las proximidades de la isla italiana de Lampedusa, esperando la decisión del Gobierno italiano, y solo el 20 de agosto logró transportar a los migrantes a Sicilia.
Sin embargo, Salvini prohibió desembarcar a los migrantes y exigió solucionar el problema a nivel europeo, poniendo en marcha la práctica de redistribución de migrantes entre los países de la UE.
Los migrantes pasaron diez días a bordo del Diciotti, luego pudieron desembarcar en el puerto de Catania y fueron transportados en autobuses al centro de alojamiento temporal en la ciudad de Messina.
Los migrantes fueron acogidos por Albania, Irlanda y por los católicos de la conferencia episcopal italiana.