En un comunicado, la secretaría de Educación del Gobierno del estado de Sao Paulo informó que los alumnos recibirán la bienvenida de "todo el equipo de la escuela, incluidos los profesores, y reiniciarán las actividades".
Varias instituciones se pusieron a disposición para ayudar a dar continuidad a la actividad escolar, ya sea en el ámbito pedagógico o en el apoyo psicológico a alumnos y funcionarios, desde universidades hasta el Consejo Regional de Psicología y la Defensoría Pública.
Las aulas se suspendieron el día 13, cuando dos exalumnos del centro, de 17 y 25 años, entraron en la escuela encapuchados y armados.
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El ataque resultó en la muerte de diez personas: cinco estudiantes, dos profesoras, el propietario de una tienda de vehículos cercana al colegio y los dos homicidas, que se suicidaron cuando se sintieron acorralados por la Policía.