"Después de los acontecimientos en [la ciudad rusa de] Kerch, solo en octubre frustramos toda una serie de ataques contra las escuelas", dijo Egórov al intervenir en una reunión en el Senado ruso dedicada a la seguridad en los centros de enseñanza.
Egórov aseguró que los ataques prevenidos no tuvieron nada que ver con el terrorismo internacional.
Al menos 21 personas perdieron la vida, incluyendo al atacante, y más de 50 resultaron heridas a causa del ataque.
Aparte del incidente en Kerch, tres situaciones de emergencia notables ocurrieron en las escuelas rusas en 2018.
En febrero un alumno del séptimo grado en la región de Kaluga, en el oeste de Rusia, atacó a su compañero de clase con un cuchillo, pero el adolescente herido logró empujar al atacante y huir.
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En enero del mismo año se produjo un ataque en un colegio de la ciudad rusa de Ulan-Udé, en el sureste de Siberia.
La agresión se saldó con siete heridos, entre ellos una maestra y el propio atacante que supuestamente intentó suicidarse.
El incidente de Ulan-Udé se produjo unos días después de que varios alumnos de entre 10 y 11 años y una maestra fueron apuñalados en plena clase en una escuela de Perm, en los Urales.
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En un principio se había apuntado a un conflicto entre dos adolescentes que sacaron cuchillos durante la pelea, pero el Comité de Investigación de Rusia afirmó más tarde que los jóvenes habían conspirado para perpetrar el ataque y calificó el caso de homicidio premeditado en grado de tentativa.