"Las acusaciones contra nosotros por querer socavar las negociaciones son vacías: el enviado especial de la ONU (Martin Griffiths) nos invitó a las negociaciones y debe garantizar la seguridad del viaje y la llegada de todos los negociadores; en cuanto a las negociaciones y nuestra participación, desde el primer momento hemos estado listos y no hemos cambiado nuestra posición", dijo Al Shami.
Al Shami acusó a la coalición árabe encabezada por Arabia Saudí, que combate a los hutíes en Yemen y controla el espacio aéreo de ese país, de obstaculizar la llegada de la delegación insurgente de Saná a Ginebra.
También acusó a las Naciones Unidas de demorar el proceso.
El 6 de septiembre deberían arrancar en Ginebra, tras una pausa de dos años, las consultas yemeníes entre el Gobierno legítimo del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi, apoyado por la coalición árabe, y los rebeldes hutíes.
El 5 de septiembre se informó que la delegación hutí no pudo salir de Saná, ya que la coalición árabe no autorizó el despegue del avión en el que los rebeldes planeaban trasladar a los heridos y enfermos graves.
Más tarde, la coalición declaró que la autorización había sido dada, pero que los hutíes habían tenido miedo de viajar.
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La oficina de Griffiths anunció que el procesó negociador se reanudaría el viernes con la participación de ambas partes.
Sin embargo, la cuestión de la llegada de los hutíes a Ginebra todavía no está resuelta.
Las consultas yemeníes formalmente no pueden iniciarse sin su participación.
Incluso si la coalición permite que los hutíes partan de Saná, la ONU no puede garantizar su regreso a Yemen después de las negociaciones.
Yemen vive desde 2014 un conflicto armado entre los partidarios de Hadi y Ansar Alá.
En marzo de 2015 intervino en el conflicto del lado del Gobierno legítimo una coalición encabezada por Arabia Saudí e integrada mayormente por países del golfo Pérsico.