"Esta celebración es parte del calendario agro-astronómico andino, que comienza en el solsticio de invierno (21 de junio) y llega a este momento en que la Madre Tierra se despierta como de un letargo", dijo Isabel Quispe, vendedora de "mesas de agradecimiento" en una calle cercana al centro de La Paz, al ser consultada por Sputnik.
Quispe dijo que las ofrendas que se queman en honor a la Madre Tierra pueden costar desde 30 bolivianos (poco más de cuatro dólares) hasta 200 bolivianos (casi 30 dólares), en este último caso incluyendo un feto de llama.
"También pueden costar más, dependiendo del tamaño del feto", explicó, mostrando al menos una decena de esos restos que antes de salir a la venta son secados al aire libre en el altiplano.
Según Quispe, quien dijo haber vendido en la última semana "más de 30 mesas de ofrenda", agosto "es el mes para la Pachamama, para agradecerle y para tener suerte en el trabajo, en viajes, estudios y salud".
Hoy, primer día de agosto, comienza el mes de agradecimiento a la Pachamama, con ofrendas y rituales que nos recuerdan que todo lo que recibimos es fruto de la Madre Tierra, generosa y llena de riqueza. Que sea inicio de un ciclo de mucha prosperidad para nuestra querida #Bolivia pic.twitter.com/ygCxvdtLRZ
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) 1 de agosto de 2018
El presidente de Bolivia, Evo Morales, hizo referencia a la celebración en su cuenta de la red social Twitter: "Hoy, primer día de agosto, comienza el mes de agradecimiento a la Pachamama, con ofrendas y rituales que nos recuerdan que todo lo que recibimos es fruto de la Madre Tierra, generosa y llena de riqueza. Que sea inicio de un ciclo de mucha prosperidad para nuestra querida Bolivia".
El canciller Fernando Huanacuni dijo a la radio estatal Patria Nueva que había organizado también una celebración en su oficina.
"Hoy es un buen día para agradecer a la Pachamama, hay que saber agradecer con ofrendas, pero un agradecimiento profundo porque somos hijos de la Pachamama, que nos cobija", afirmó.
Hasta hace unos años atrás se trataba de una celebración casi exclusiva de campesinos indígenas en busca de la fecundidad de las tierras, pero ahora los festejos han llegado a las ciudades, donde se le pide a la Pachamama bendición, protección y prosperidad para la familia.
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