Como lo indica su nombre, consiste en 'patinar' apoyado sobre el trasero. No hace falta mucho para poder disfrutar de esta disciplina: una pendiente, una superficie resbaladiza y un objeto que deslice sobre ella. Puede ser rudimentario, como un trozo de cartón o un panel de madera, o incluso un asiento diseñado exclusivamente para tal fin.
En Puente del Inca, una zona de la cordillera de los Andes en la provincia de Mendoza, una mujer se lanzó en un culipatín en una zona prohibida, según informa el diario Clarín. Al parecer, perdió el control de su trineo y se dio de lleno contra una columna de cemento.
En su momento, la víctima del incidente pudo subirse a la ambulancia que la llevó a un centro asistencial. Luego empezó lo peor: el impacto le provocó numerosas lesiones internas, por lo que se la tuvo que intervenir y extirparle un riñón. Permaneció una semana ingresada en cuidados intensivos hasta que finalmente falleció el 22 de julio.
No es la primera vez que esta moda causa una fatalidad en el país. En 2016, una chica de 12 años murió en Córdoba al deslizarse sobre el techo sinuoso de un centro cultural en una popular plaza de la ciudad. La forma de este recinto lo volvió una meta predilecta para el culipatín. La municipalidad había decidido pintarlo con un material antideslizante, pero de todos modos la gente continuó utilizándolo para divertirse.