Los zoológicos humanos presentaban al público de la metrópoli una muestra de los diferentes pueblos colonizados. Indígenas, árabes, tártaros, indios, turcos y, sobre todo, africanos, los habitantes de los 'zoológicos humanos' a menudo no llegaban a la exposición por voluntad propia. Eran capturados en sus lugares de origen por la fuerza y vendidos a empresarios coloniales.
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A mediados del siglo XIX, dos niños con microcefalia originarios de El Salvador fueron vendidos a un comerciante que los exhibió en EEUU y Europa como 'los últimos aztecas'. Fueron mostrados incluso ante el presidente estadounidense Millard Fillmore y la reina Victoria del Reino Unido.
La segunda mitad del siglo XX marcó el fin del colonialismo y comportó el final de estas prácticas inhumanas. El último caso tuvo lugar en la Expo 58, en Bruselas, cuando entre cohetes espaciales, reactores nucleares y otras piezas de última tecnología se 'expusieron' también familias congoleñas a los que los visitantes 'bondadosamente' alimentaban con bananas.