Según el medio, estos seis destructores de clase Type 45, que forman parte de la columna vertebral de la Armada del Reino Unido y en cuya construcción las autoridades británicas gastaron más de 7.960 millones de dólares, pasaron el 80% del año 2017 atracados en el muelle de Portsmouth.
Este escaso uso se debió al hecho que sus motores, producidos por la empresa Rolls Royce, no son aptos para navegar en aguas calientes.
En la compañía insisten que el Ministerio de Defensa británico no informó que planeaba utilizar sus destructores en aguas calientes durante tanto tiempo y precisamente por eso sus motores no habían sido diseñados para navegar en este tipo de ambiente.
Más: Parlamentarios critican el plan de modernización de la flota británica
El Ministerio de Defensa del Reino Unido reservó más de 212 millones de dólares para solucionar el problema. Las autoridades británicas planean instalar motores diésel adicionales para aumentar la potencia de los buques y mejorar el funcionamiento de sus sistemas de propulsión
La actual inacción de los destructores británicos ha generado temores de que los buques clave de Reino Unido se conviertan en los blancos perfectos a pesar de que fueron diseñados precisamente para proteger otras naves de la flota británica contra los ataques aéreos.
"Es una desgracia que el trabajo en estos buques no ha sido un asunto prioritario. Nosotros tenemos tan pocas fragatas y destructores que deberíamos mover cielo y tierra para hacer este trabajo", manifestó Alan West, excomandante de la Armada británica, citado por el medio.
También: El sistema submarino nuclear británico es vulnerable pese a su proyectada modernización