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Los turistas visitaban la isla australiana de Goat especialmente para ver al can tratando de morder al cocodrilo Casey.
Sin embargo, fue el mismo reptil el que por fin opuso resistencia y acabó con la vida del perro desafiante.
"Era algo que tenía una alta probabilidad de suceder en cualquier momento", señaló a ABC el dueño del perro, que posee un bar llamado Casey's, situado en la zona.
Agregó también que el cocodrilo hizo precisamente lo que suelen hacer los animales de la especie, aunque Pippa llevaba diez años probando la paciencia del reptil.