"Para nosotros el resultado es lo más importante, la reunión no puede ni debe ser retrasada indefinidamente", dijo.
Además, "en la situación actual, cuando los problemas desbordan todos los límites posibles, mantener contacto es muy necesario y vital", destacó.
Riabkov cree que la agenda de la futura cumbre será "integral", priorizando las cuestiones de la estabilidad estratégica, como "el control de las armas y su futuro, y la prevención de una nueva carrera armamentista".
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Señaló que también está previsto analizar otros temas, relacionados tanto con las crisis regionales como con las relaciones bilaterales donde hay numerosos problemas que "siguen sin resolverse pese a los esfuerzos de Rusia".
"La importancia de este contacto bilateral sobre todo es que, resumiendo, debe desatascar" las relaciones bilaterales, dijo.
El viceministro ruso expresó la esperanza de que los dos líderes "proporcionen un fuerte ímpetu" a las medidas encaminadas a mejorar los lazos bilaterales, para que "quienes en Estados Unidos se oponen a normalizar las relaciones con Rusia, sean incapaces de sabotear este proceso".
Desde entonces no se acordaron ni la fecha ni el lugar del futuro encuentro, lo que el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, atribuyó a la falta de iniciativa de Estados Unidos.
Inicialmente Trump propuso reunirse en Washington, pero esta semana trascendió que las autoridades austriacas expresaron la disposición a acoger la cumbre.
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Hasta la fecha los mandatarios se reunieron en dos ocasiones: la primera vez en julio de 2017, en el marco de la cumbre del G20 en Hamburgo; el segundo cara a cara tuvo lugar en los márgenes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), celebrado en la ciudad vietnamita de Da Nang, en noviembre pasado.
