"Mi gran deseo es trabajar conjuntamente [con Ticona] por los más abandonados, los sectores que tal vez me esté olvidando como presidente, como Gobierno", dijo el mandatario indígena al término de un desayuno de trabajo con el nuevo cardenal y otros prelados en la sede del Arzobispado de La Paz.
La designación de Ticona, un prelado de papel casi inadvertido en la Conferencia Episcopal boliviana, parecía contrastar con la tensión que caracteriza a las relaciones entre Morales y la cúpula católica, particularmente desde que en 2009 una nueva Constitución convirtió a Bolivia en un Estado laico.
Morales y los obispos han tenido varios roces en los más de 12 años del actual "proceso de cambio", al extremo de que el también líder de los productores de coca dijo que es un católico que prefiere trabajar con las bases y no con los jefes de la iglesia.
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Los obispos, por su parte, han asumido posiciones críticas en temas políticos muy sensibles para el Gobierno, especialmente, en el último año, contra la decisión de Morales de buscar en 2019 una tercera reelección consecutiva apoyado en una polémica habilitación dictada por el Tribunal Constitucional.
Ticona aceptó el pedido, pero la presencia de Morales en la sede del papa debe ser confirmada por conductos diplomáticos.
El cardenal designado agradeció la visita de Morales, llamándolo "hermano y amigo" y recordando antiguas colaboraciones en protestas sociales, en tanto que el nuncio Accatino dijo que el encuentro fue positivo porque sirvió "para ir adelante en los temas de común interés".