Por separado, las letras F, M e I no dicen nada, pero puestas juntas y en ese orden son capaces de suscitar odios o halagos. El Fondo Monetario Internacional es visto como salida de último recurso por gobiernos en problemas. Llega cuando las papas arden y las economías estallan y, casi siempre, se caracteriza por imponer duras condiciones para otorgar préstamos. Algunos hablan de que, tras muchos fracasos, el FMI se ha vuelto 'bueno' y ya no ahorca con sus exigencias a los países que llegan suplicando a sus puertas.
Para ello otorga asistencia financiera a los países para corregir sus problemas de balanza de pagos y formula programas de ajuste que condicionan estos créditos al cumplimiento de determinadas metas.
Después de la crisis financiera de 2008, el FMI amplió sus mecanismos de apoyo financiero para "reforzar la prevención de crisis, mitigar el contagio durante crisis sistémicas y adaptar los instrumentos en función del desempeño y las circunstancias de los países miembros" y se ampliaron los recursos para ayudar a los países.
El FMI es controlado por la Junta de Gobernadores, con un representante principal y un suplente por cada miembro, que se reúne una vez al año. El Comité Monetario y Financiero Internacional (CMFI), formado por 24 gobernadores, se reúne dos veces por año y su Directora Gerente es la francesa Christine Lagarde.
En la actualidad, el FMI tiene préstamos por 159.000 millones de dólares, de los cuales 144.000 permanecen a disposición de los países pero sin girar, según el informe oficial. Los principales prestatarios con deudas pendientes son Portugal, Grecia, Ucrania, Pakistán.
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El Servicio Ampliado del FMI (SAF) es "cuando un país se enfrenta a graves problemas de balanza de pagos a mediano plazo debido a deficiencias estructurales que tardarán tiempo en resolverse". Es un programa a más largo plazo con un periodo de reembolso más largo. En la actualidad Ucrania, Moldavia, Bosnia Herzegovina, Egipto, Georgia, Jordania, Túnez, Costa de marfil, Mongolia y Sri Lanka poseen este tipo de préstamo, que les permite responder a necesidades de financiamiento externo para salir de una crisis. Los créditos stand by en general cubren periodos de uno a tres años.
La cuarta es la línea de precaución y liquidez (PLL, por sus siglas en inglés), para crisis mayores. Solo Marruecos tiene un préstamo de este tipo. Y la quinta es la Facilidad Extendida de Crédito (ECF) que "proporciona asistencia financiera a los países con problemas prolongados de balanza de pagos", como muchos países africanos.