Rovira renunció el 22 de marzo por la tarde a su escaño en el Parlamento de Cataluña.
En una carta dirigida a la militancia de su partido, Rovira anuncia que "emprende un camino duro, un camino que, por desgracia, tantos otros que nos preceden han debido de tomar: el camino del exilio".
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En la misiva, la política republicana expresa su "profunda tristeza" y justifica su decisión para no tener que "vivir silenciada interiormente".
"Sentir mi libertad de expresión censurada por unos tribunales que intimidan y que aplican, descaradamente, criterios políticos: cada día, cada hora sentía mi libertad limitada por amenazas judiciales arbitrarias, no me sentía libre, no me reconocía", explica al agregar que estas últimas semanas ha vivido "dentro de una prisión interna".