Y es que en dicho discurso, el jefe de Estado ruso presentó las nuevas armas que ha desarrollado su país, lo que ha provocado el desquicio de Occidente y sus aliados.
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El analista internacional Juan Aguilar se muestra contrariado respecto a las afirmaciones del canciller de Japón.
"Yo no sé si es que el hombre simplemente no tiene información, o es un ignorante, o también ha entrado en la escuela de tomarnos el pelo a todos".
Aguilar explica su sorpresa ante tales afirmaciones al indicar que China no es ni de cerca esa gran potencia nuclear que el funcionario japonés intenta imprimirle. En este sentido, observa que la coyuntura armamentística del gigante asiático "no sirve para explicar la situación internacional actual, y menos para lo que dice este señor".
Para contextualizar, el experto explica que "en cuanto a la potencia nuclear de la Federación de Rusia, hay que tener en cuenta que viene heredada de la antigua Unión Soviética. Pero si vamos a lo que ocurrió cuando colapsó la URSS, gran parte de aquel material militar nuclear quedó inservible, tuvo que ser destruido. Todos sabemos lo que pasó en la Federación de Rusia en los años noventa (década de 1990). Su capacidad nuclear no es que no aumentara, sino que disminuyó ostensiblemente. Es decir, este señor (Taro Kono) no se entera de nada, o no lee historia, o lo que es peor, nos intenta tomar el pelo a todos", observa Aguilar.
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Aguilar incide en que "si a esto le añadimos la última doctrina publicada por la Casa Blanca respecto al uso de armas nucleares por EEUU, vemos que la utilización de ese tipo de armamento ya no se circunscribe exclusivamente a la respuesta de un ataque nuclear de un adversario, sino a la utilización de armas nucleares, estratégicas o tácticas, en función de otro tipo de agresiones convencionales, incluso por una agresión de informática. Esto también rompe lo que era la doctrina de contención durante la Guerra Fría, y por tanto rompe el equilibrio estratégico".
"¿Qué es lo que ha hecho la Federación de Rusia?", se pregunta el experto.
"Intentar recuperar ese equilibrio estratégico desarrollando sistemas de armas que hagan inútiles el sistema antimisiles y que avisen al otro adversario de que 'si usted está dispuesto a utilizar armas nucleares contra Rusia, o alguno de sus aliados, la respuesta será nuclear'".
"Lo que buscan es enredar algo muy sencillo", señala Aguilar, pues "EEUU tiene armas nucleares en Europa. Al final, quien tiene la posición defensiva (Rusia) lo que observa es: 'si yo tengo que responder a una posible agresión, ¿qué tengo que hacer? Sobrepasar los muros que me están poniendo aquí delante, en mi frontera, no a cinco mil quilómetros'", expresa analista al aludir al cerco que la OTAN le teje a Rusia en sus fronteras con sus escudos antimisiles.
Para el periodista, "en el peor de los casos a EEUU esta situación no le viene mal del todo porque implica que va a vender un juguete (escudos antimisiles) que no sirve para nada, — como decía Serguéi Shoigú, un paraguas agujereado —, a los coreanos, a los japoneses, a los polacos, a los rumanos, a toda la UE, un sistema que realmente no es efectivo, pero que es un gran negocio para el complejo militar industrial norteamericano".
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"Por eso en todas estas situaciones al final se entrecruzan los intereses militares y geoestratégicos, con los intereses industriales y comerciales, con la situación económica y política de cada una de las potencias que entran en juego", concluye Juan Aguilar.