Vladislav Lobaev, francotirador y propietario de una empresa privada de armas en Rusia, logró un récord mundial fuera del campo de batalla. La bala que disparó un fusil construido por el propio Lobaev voló a una distancia de 3,4 kilómetros e impactó de lleno en el blanco.
Otro canadiense, Aaron Perry, abatió al enemigo a 2.413 metros durante el desarrollo de la operación Anaconda, en Afganistán. Perry apuntó gracias al brillo accidental reflejado por el arma del combatiente afgano.
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En 2009, el cabo británico Craig Harrison, que estaba apoyando a los infantes de Marina de su país, disparó tres veces sobre una furgoneta afgana situada a distancia de 2.462 metros y eliminó al artillero, al pasajero y al conductor del vehículo.
Carlos Norman Hathcock, veterano de la guerra de Vietnam, es uno de los francotiradores más conocidos en la historia de EEUU. Hathcock se convirtió en una leyenda en 1967 tras haber impactado con una ametralladora Browning M2 a un vietnamita situado a 2.286 metros.
"De esta manera, el francotirador batió el récord mundial de tiro con un arma completamente automática. Hasta la fecha nadie ha podido superar su récord", dice Zavialov en el vídeo.
Durante varios días, un francotirador de Sudáfrica eliminó sistemáticamente a los rebeldes del movimiento 23 de marzo en la República Democrática del Congo. Los blancos fueron golpeados a una distancia de 2.124 metros.
"El nombre del francotirador está clasificado", subrayó Zavialov.
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El 'sniper' británico Christopher Reynolds cierra la lista de élite del internauta. Escondido en el techo de una tienda en Afganistán, Reynolds impactó sobre el comandante de los talibanes, Mula, que se hallaba a 1.852 metros. El militar pudo matar al líder yihadista al tercer intento.