"No voy a dimitir como líder del UKIP", reiteró ante las cámaras de televisión que aguardaban su comparecencia en Folkestone, al sureste de Inglaterra.
Bolton, que lleva cuatro meses en el cargo, perdió una moción de confianza en una acción de la ejecutiva de la formación ultra probrexit.
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El escándalo saltó cuando se conoció que Bolton había abandonado a su mujer e hijos de corta edad en la Navidad atraído por una afiliada del UKIP 25 años más joven, Jo Marney.
Una vez más, Bolton ha dado a la sartén y, en vez de dimitir del liderazgo, ha desafiado a la directiva y vieja guardia del UKIP.
"Ya es hora de drenar la ciénaga", dijo en alusión a la limpia que propone hacer en la junta directiva.
"El NEC (comité ejecutivo nacional) requiere una reforma urgente y fundamental y, para este fin, durante las próximas semanas, propondré una nueva constitución para el partido", retó el todavía líder ante las cámaras.
Nigel Farage dio por ganada la partida y cedió las riendas del movimiento que controlaba desde 2010.
Desde entonces el UKIP ha tenido cinco líderes, incluidos el propio Farage y Bolton, quien inesperadamente batió a sus contrincantes en septiembre de 2017.
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El futuro de la formación sigue incierto y algunos anticipan su ocaso definitivo, incluido Alan Sked, el académico y político que reivindica su creación en los años noventa del siglo pasado.
Bolton, por el contrario, ha plantado la batalla contra la directiva de UKIP e insta a los afiliados a movilizarse para asegurar la "independencia completa de la Unión Europea" en la negociación del brexit que dirige el Gobierno conservador de Theresa May.