Trump reconoció oficialmente el 6 de diciembre a Jerusalén como la capital de Israel y ordenó iniciar el proceso para trasladar la Embajada estadounidense de Tel Aviv a esa ciudad.
En las marchas participaron ciudadanos de las provincias Kirkuk, Basora, Nínive, Nayaf, Kerbala y de otras regiones.
La decisión del mandatario estadounidense de reconocer la capital que reivindica Israel y de trasladar su Embajada de Tel Aviv a Jerusalén, una ciudad disputada también por los palestinos, fue condenada por la mayoría de los países árabes y criticada por otras naciones e instituciones internacionales claves en la arena internacional que consideran que hace menos viable cualquier perspectiva de paz en Oriente Próximo.
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Israel considera que Jerusalén, incluidos los barrios orientales que reclaman los palestinos, es su capital "única e indivisible".
Por el momento, todas las embajadas extranjeras se encuentran en la ciudad de Tel Aviv, para evitar tomar parte en la disputa entre israelíes y palestinos.
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