El informe final se conoce un día después de que Trump anunciara en Salt Lake City, Utah (oeste), que reducirá los monumentos Bears Ears y el Grand Staircase-Escalante en casi 8.000 kilómetros cuadrados.
La decisión generó a las pocas horas dos demandas judiciales, una presentada por ocho organizaciones ambientalistas y otra por las tribus nativas de Estados Unidos, indicando que se trata de una medida ilegal y pidiendo proteger los espacios por su valor ecológico y cultural.
Además de los dos sitios ya anunciados por Trump en Utah, Zinke propone reducir Gold Butte, en Nevada (sureste), y Cascade–Siskiyou, en Oregón (noreste), en proporciones aún a establecer.
El informe sugiere además la revisión del manejo de: Northeast Canyons and Seamounts, en el océano Atlántico, Rose Atoll y Pacific Remote Islands, ambos en el océano Pacífico, Órgano Mountain-Desert Peaks y Rio Grande Del Norte, en Nuevo México (centro-sur), y Katahdin Woods and Waters, en Maine (noreste).
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El secretario propone revisar las declaraciones de los monumentos para permitir y continuar actividades como pastoreo, la caza y la pesca, y el uso de vehículos motorizados, entre otros puntos.
"Convertir un monumento en un parque no está dentro de los poderes del presidente bajo la Ley de Antigüedades", indicó.
Las organizaciones que se oponen a las reducciones han señalado que la ley otorga al presidente la facultad de declarar tierras y aguas federales bajo amenaza como monumentos, pero no limitar los ya establecidos.
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Los cambios planteados podrían alterar las reglas de conservación del suelo en Estados Unidos permitiendo que millones de hectáreas protegidas estén disponibles para explotaciones comerciales como la extracción de petróleo y gas, la tala y la minería.