El 23 de noviembre Bangladés y Birmania suscribieron un acuerdo para hacer posible el regreso de cientos de miles de refugiados rohinyás al territorio birmano.
"Por el momento la Acnur no conoce los detalles del documento, los refugiados tienen derecho a volver, y se saludará el mecanismo que les permita hacer uso de ese derecho, de acuerdo con los estándares internacionales, en primer lugar eso significa que el retorno debe ser voluntario y tiene que realizarse de forma segura", afirmó en una declaración el portavoz de la organización, Adrian Edwards.
"Los refugiados siguen huyendo de sus hogares, muchos se enfrentan a la crueldad, la violencia y a traumas psicológicos graves, algunos fueron testigos de la muerte de sus familiares y amigos", denunció el portavoz.
Otro de los problemas que mencionó Edward consiste en el aspecto financiero del programa, pues una mayoría de los refugiados perdió sus viviendas, y "el acceso de ayuda humanitaria a la parte norte del estado de Rakhine todavía no es constante".
Le puede interesar: ONU: el fin de la crisis de los rohinyás en Birmania está lejos
El conflicto entre los rohinyá, una minoría musulmana, y la mayoría budista bamar se remonta al siglo XX.
La situación se agravó en agosto, cuando el Gobierno birmanés desplegó unidades policiales y militares para responder a los ataques de los insurgentes rohinyás a los puestos de seguridad.
Según la Organización Internacional para las Migraciones, la violencia resultante llevó a cruzar a más de 610.000 rohinyás hacia Bangladés.
Las autoridades de Birmania firman que en el estado de Rakhine se lleva a cabo una operación humanitaria.