Asimismo, el F-22 no es capaz de intercambiar datos a través del sistema táctico Link 16, de manera que los pilotos estadounidenses se ven obligados a informar a los comandantes "de lo que ven con sus ojos". Otro problema es la falta del sistema de puntería montado en los cascos de los pilotos.
"Tengo que mirar alrededor buscando los cazas rusos. Y, a menudo, miro dónde lo vi por última vez en lugar de ver el movimiento del objetivo en mi casco", explicó.
El primer caza de quinta generación, el F-22 Raptor, diseñado por las empresas Lockheed Martin, Boeing y General Dynamics, entró en servicio en 2005. No obstante, debido a ciertas desventajas de la aeronave —en particular las deficiencias de la aviónica y las insuficientes reservas de combustible—, la fabricación de los F-22 fue suspendida en 2011.