En los choques en El Warrak también resultaron afectados al menos 28 agentes del orden y más de 10 empleados de los servicios municipales encargados de derribar las casas ilegales.
Según un portavoz de Interior, los vecinos del barrio comenzaron a disparar con escopetas y arrojar piedras contra los agentes en cuanto estos llegaron a la zona para ejecutar la orden de derribo.
La policía suspendió la operación después de que se informara de un vecino muerto y decenas de heridos.
El primer ministro de Egipto, Sherif Ismail, aseguró que el derribo de viviendas ilegales continuará, ya que se trata de una cuestión de prestigio de las autoridades.
En total se decidió derribar unas 700 casas construidas en El Warrak de forma ilegal en solares que pertenecen al Estado.