La misión del grupo, instituido en diciembre de 2016, es apoyar las investigaciones contra los responsables de los crímenes más graves que se perpetraron en Siria desde marzo de 2011.
En junio una comisión independiente de la ONU denunció un mortífero ataque de la coalición liderada por Estados Unidos que dejó al menos 300 civiles muertos en una aldea de Al Raqa.
En marzo los medios occidentales desataron una campaña para intentar culpar a Rusia de un bombardeo a la aldea de Al Jinah, en Alepo, que se saldó con casi medio centenar de civiles muertos.
"Primero vienen las publicaciones de pruebas falsas de los crímenes del régimen sirio y quienes lo apoyan por parte de organizaciones tales como Human Rights Watch o Bellingcat, y concluye con declaraciones de las Cancillerías de Gran Bretaña o Francia con la exigencia de investigar inmediatamente estos crímenes de guerra", apuntó.
Las falsas acusaciones cesaron al encontrarse en el lugar de los hechos fragmentos de un misil aéreo aire-tierra AGM-114 Hellfire de procedencia estadounidense.
La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) acusó también al Pentágono de no haber tomado medidas para evitar víctimas civiles durante sus bombardeos en Siria.