Según informó el 20 de junio un representante oficial de la entidad, el acusado también deberá pagar una multa de 3.000 euros, y será observado por un inspector especial durante un año.
La menor de 13 años, procedente de una familia alemana de origen ruso que reside en el barrio berlinés de Marzahn, desapareció el pasado 11 de enero de 2016 de camino a la escuela.
Más de 30 horas después retornó a casa y contó a la policía que había sido secuestrada y violada por tres hombres de aspecto oriental.
Los familiares de la niña entrevistados por medios de prensa rusos declararon que se trataba de emigrantes.
Sin embargo la policía desmintió las declaraciones de Liza sobre el secuestro y la violación, estableciendo que la adolescente pernoctó en casa de un amigo, con el que no tuvo relaciones íntimas, pero que el incidente de carácter sexual tuvo lugar entre octubre y noviembre del año anterior.
El hombre también fue acusado de confeccionar pornografía, ya que grabó los hechos en un vídeo hallado en su teléfono móvil.
Durante la investigación en Alemania se sucedieron protestas multitudinarias en las que participaron alemanes de origen ruso.
Los activistas exigían a los órganos del orden la realización de una investigación honesta y desprejuiciada.
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Según los organizadores de las protestas, solo en Berlín, frente a la sede de la canciller alemana Angela Merkel, se reunieron varios miles de personas, aunque la policía declaró que habían sido 700 personas.
Finalmente los ministros de Exteriores de Rusia y Alemania intercambiaron declaraciones sobre el "caso de Liza".
Serguéi Lavrov acusó a las autoridades alemanas de "embellecer la realidad por corrección política" y Frank-Walter Steinmeier declaró que la parte rusa interfiere en el "debate interno alemán sobre los migrantes y lo atiza".