"Se produjo un cambio importante, un deterioro, y por primera vez en muchos años la seguridad en esa región (Europa) no se basará en medidas moderadas ni en esfuerzos por garantizar la seguridad sin hacer hincapié en los medios militares, sino en imponer y mantener un cierto 'equilibrio de amenazas'", dijo en una videoconferencia en el marco del club de debates Valdái.
Según Grushkó, se trata de una "réplica de la guerra fría".
"No vemos ningún indicio de que la OTAN vaya a pararse; al contrario, se mantiene una gran incertidumbre de que esas medidas puedan ser fortalecidas", enfatizó.
El embajador ruso recordó que la Alianza está incrementando su presencia en el Báltico y en el mar Negro y continúa construyendo sus infraestructuras.
La OTAN "presta especial atención al reforzamiento del flanco sur: en Rumanía aparecen tropas estadounidenses y británicas, se crean allí brigadas multinacionales", señaló.
A su juicio, los últimos acontecimientos, en particular la visita del presidente de EEUU, Donald Trump, a Bruselas a la cumbre de la OTAN, "obligan a los europeos a pensar en el papel que ellos juegan en el nuevo sistema de seguridad".
"Cualquier intento de edificar tal sistema sin Rusia —y menos aún uno apuntado contra Rusia— está condenado al fracaso, el interés de todas las partes consiste en buscar un esquema de cooperación que permita afrontar unidos los retos globales", dijo el diplomático en una videoconferencia.
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También señaló que la decisión de la OTAN de unirse a la coalición que lucha contra Daesh (autodenominado Estado Islámico, proscrito en Rusia), anunciada durante la reciente cumbre de la Alianza, puede dificultar el desarrollo de los contactos de la coalición con Moscú, dada la posición de la OTAN, que insiste en la imposibilidad de cooperar con Rusia.