"Ahora estamos centrados en distribuir agua potable y alimentos para la población; lo más importante es disminuir el riesgo de enfermedades", dijo a la prensa local el alcalde de Pilar, Carlos Alberto Canuto, una de las ciudades más afectadas en Alagoas.
En Pernambuco la situación es más grave: hay dos muertos, dos desaparecidos y más de 30.000 personas se quedaron sin casa o tuvieron que dejarla por culpa de las inundaciones.
Además, el Gobierno de Pernambuco decretó en 15 municipios la situación de "zona catastrófica", lo que facilita los trámites a la hora de recibir ayudas gubernamentales para la reconstrucción.
El Gobierno brasileño ya anunció el domingo ayudas de emergencia para los dos estados del noreste brasileño, durante una visita que el presidente Michel Temer realizó a la zona afectada, acompañado de nueve ministros.
"Me comprometí con el gobernador (de Pernambuco) a autorizar la liberación de un préstamo que es fundamental: 600 millones de reales (183 millones de dólares)", dijo el mandatario, en referencia a unas obras para construir unas presas y que están paralizadas desde 2010 por falta de recursos.