"En vista de que los terroristas utilizan los vehículos como armas, se ha revisado la recomendación y ahora es una táctica aceptada que se puede utilizar en incidentes como los ocurridos recientemente en Suecia y Westminster (Londres)", confirmó Simon Chesterman, responsable en la policía armada en el Consejo Nacional de Jefes de Policía (NPCC, por sis siglas en inglés).
"Se estimaba que disparar contra un vehículo en movimiento podría incrementar el riesgo del público", explicó el subjefe Chesterman en un comunicado del NPCC.
El cambio de táctica se ha complementado con un refuerzo de la clase de armas de fuego empleadas en operaciones antiterroristas urbanas.
"Hemos actualizado nuestras armas de carabinas de 9mm a las más potentes carabinas 556, que son más efectivas contra cristal reforzado y trajes blindados", describió el subjefe de policía.
Menos del 10 por ciento de los miembros de las fuerzas policiales británicas están armados, y ejercer en una de estas brigadas especializadas es voluntario.
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El número de agentes con acceso a armas ronda en torno a los 10.500 en Inglaterra y Gales, según datos de la NPCC.