Se trata del Volcán de Fuego y el Volcán de Pacaya en Guatemala, ambos activos, a donde mandaron un avión no tripulado para llevar a cabo el estudio.
Como durante una erupción de un volcán el aire se llena con gases tóxicos y calientes, resulta arriesgado observar la actividad geológica desde una posición próxima. Para resolver este problema, los investigadores utilizaron un avión no tripulado de ala fija.
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