La joven Fátima Deyab, que contrajo matrimonio el año pasado y está embarazada, estuvo en Montevideo entre el 2 y el 15 de marzo en un viaje coordinado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en el marco de su programa Restablecimiento de Contacto con Familiares, según pudo saber esta agencia de varias fuentes.
El sirio de 45 años esperaba reencontrarse con su familia desde el 7 de diciembre de 2014, cuando fue liberado junto a otros cinco prisioneros de la cárcel militar estadounidense de Guantánamo, Cuba, y enviado a Uruguay.
El CICR había realizado múltiples gestiones para permitir ese reencuentro, pero solo actúa cuando todas las partes, el liberado, sus familiares y los gobiernos concernidos, están de acuerdo.
El reencuentro puede ser una simple visita o una reunificación familiar.
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En este caso se trató de una visita para la cual el CICR cubrió los costos del viaje y coordinó con los gobiernos de Uruguay, Brasil y Turquía, pues Fátima y los otros dos hijos y la esposa de Deyab viven en Estambul como refugiados.
Cuando llegó al Aeropuerto Internacional de Carrasco de Montevideo para volar a Sao Paulo y de allí a Estambul, la acompañaba su padre, quien también tenía un pasaje para hacer ese trayecto, pero sumando una escala más, Moscú, según supo Sputnik Nóvosti de una fuente aeroportuaria.
Pero a Deyab no se le permitió embarcar por carecer de visa para ingresar a Rusia.
Su hija siguió vuelo a Sao Paulo, pero una vez allí tampoco ella pudo abordar el avión de Turkish Airlines para dirigirse a Estambul y debió pernoctar en la ciudad brasileña mientras el CICR aclaraba el malentendido con las autoridades turcas, según confió a esta agencia la misma fuente.
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Finalmente, Fátima pudo embarcar en la madrugada de este 17 de marzo rumbo a Estambul.
Deyab ha intentado varias veces irse de Uruguay.
En junio de 2016 viajó de Uruguay a Brasil y al mes siguiente apareció en Venezuela, donde estuvo detenido un mes por las autoridades de ese país que finalmente lo deportaron a Uruguay, donde goza de estatus de refugiado según las leyes locales.
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Nada más llegar a Montevideo anunció que estaba en huelga de hambre, en reclamo de ser enviado a un país árabe o musulmán donde pudiera vivir con su familia, medida que mantuvo por más de 60 días.
Las autoridades de Uruguay aseguran que realizaron gestiones infructuosas ante todos los países árabes e incluso ante otros estados para que aceptaran reasentarlo.
Deyab, de nacionalidad siria, pasó más de 12 años encerrado en Guantánamo sin cargos y sin juicio.
El legajo del Departamento de Defensa, desclasificado por WikiLeaks, asegura que el hombre perteneció a una célula siria de la red Al Qaeda, pero nunca se le pudo probar delito alguno.
Para las autoridades uruguayas que investigaron sus antecedentes antes de aceptarlo como refugiado, se trata de un simple disidente del Gobierno sirio de Bashar Asad.
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En Guantánamo fue torturado y también alimentado a la fuerza por sonda nasogástrica decenas de veces mientras hacía huelga de hambre, padecimientos que lo dejaron con dolencias crónicas.