Peskov calificó de "compleja y bastante controvertida" la situación en el país magrebí.
Rusia desea "que Libia se estabilice de alguna manera, defina el gobierno y pueda tomar medidas enérgicas para que su territorio no sea un caldo de cultivo para el plancton terrorista".
Desde finales de marzo de 2016 en Libia funciona un Gobierno de unidad nacional, encabezado por Fayez al Sarraj, que busca acabar con la dualidad de poderes y superar la profunda crisis que estalló en 2011, año en que fue derrocado y asesinado Muamar Gadafi, el líder nacional durante varias décadas.
Algunas zonas de Libia permanecen bajo el control de grupos yihadistas vinculados con el autodenominado Estado Islámico, o Daesh, grupo designado terrorista por el Consejo de Seguridad de la ONU y proscrito en numerosos países, incluyendo Rusia.
Durante las negociaciones de Al Sarraj y Haftar, organizadas por Egipto y celebradas a mediados de febrero pasado en El Cairo, los dos líderes rivales libios aprobaron una declaración que entre otros puntos estipula llevar a cabo los comicios parlamentarios y presidenciales hasta febrero de 2018.