El equipo de investigadores del Museo del Desierto, que se dedica a la historia natural y el estudio de dinosaurios en México, inició las expediciones en el estado de Coahuila, en la frontera con Estados Unidos, en 2007. Lo hicieron a instancias de geólogos que se dedican a la conformación de mapas y cartas del país y les advirtieron que en ese terreno había restos fósiles de saurios, por lo que los científicos comenzaron el trabajo de campo con la intención de encontrar dinosaurios, aunque nunca imaginaron que se toparían con una especie desconocida.
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Guzmán cuenta que ya ese mismo año recolectaron los primeros vestigios, aunque en ese momento desconocían que algunos de los fragmentos que llevaban al laboratorio pertenecían a este nuevo dinosaurio.
"Todo ese proceso llevó años y a finales de 2011, tanto Héctor Rivera —el otro líder del proyecto- como yo, al analizar los fósiles y las comparaciones, nos dimos cuenta que se trataba de algo totalmente distinto".
