Este aumento de la violencia estaría vinculado a la liberación de cientos de presos de las cárceles del estado que impulsaron el Tribunal de Justicia de Amazonas y la Fiscalía como una solución urgente para desahogar el sistema de prisiones.
La decisión se produjo después del motín del 1 de enero en la cárcel Anísio Jobim de Manaos (la capital del estado), que resultó en la muerte de 56 reos.
Así pues, el Tribunal de Justicia de Amazonas concentró esfuerzos para "verificar si los requisitos que determinaron la prisión cautelar de los presos continuaban presentes", según lo informado en aquel momento.
Según Folha de Sao Paulo a partir del 18 de enero se liberaron 821 detenidos de varias cárceles, de los cuales 295 estaban acusados de tráficos de drogas, 259 de robo y 60 de homicidio.
El presidente del Tribunal de Justicia de Amazonas, Flávio Pascarelli, admitió que hubo un aumento de homicidios, pero respondió que no hay ninguna correlación y que esto podría deberse, en su opinión, a la continuación de la guerra entre facciones.
La matanza en la cárcel de Anísio Jobim fue resultado de un enfrentamiento entre presos de dos bandas rivales del narcotráfico: el Primeiro Comando da Capital (PCC) y la Familia do Norte (FDN), según informaron las autoridades en un principio, aunque la investigación aún no fue concluida.