La retirada de dos diplomáticos nipones de alto rango de Corea del Sur supone la respuesta a la instalación de una estatua que homenajea a las esclavas sexuales frente al consulado en Busan.
Unas 200.000 mujeres, en su mayoría coreanas, fueron esclavizadas en burdeles militares durante la ocupación de la península de Corea por Japón, de 1910 a 1945.
Hoy en día, quedan solo 40 supervivientes confirmadas de aquella tragedia, según la prensa surcoreana.
A finales de 2015, Japón se comprometió a asignar un billón de yenes, o unos 9,9 millones de dólares, para "curar las heridas y restaurar la dignidad" de estas víctimas, pero retrasó la transferencia después de que una ONG erigiera frente a la embajada nipona en Seúl un monumento a las llamadas "mujeres de consuelo".