El taludo surgió como una "búsqueda personal" de su inventor, Schubert Ferreyra, quien enseña en su escuela el sistema de defensa a unas 300 personas. A partir de los cuatro años, el uruguayo comenzó a practicar artes marciales tradicionales —como el karate, el kung fu y el muai thai— para mejorar su salud ante repetidos brotes de broncoespasmos.
Una vez terminados los estudios, Ferreyra comenzó a estudiar medicina alternativa en Europa y se interesó también por las terapias freudianas, elementos que influyeron en su concepción del bienestar.
"Intenté unir todas las técnicas para lograr crear mi filosofía de vida y sentirme más completo a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Después, a medida que mi vida iba transitando, comencé a compartir lo que había aprendido y lo que de alguna manera me llenaba con la gente que tenía ganas y tenía el interés. Así fue que comenzó taludo", dijo el maestro de la técnica a Sputnik.
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El uruguayo quitó a las artes marciales tradicionales sus ribetes, "lo bonito, que no da demasiada efectividad en la calle". Así dio origen a "ciertos tipos de protocolos" que permiten a "cualquier persona con o sin habilidades físicas" y "ganas de aprender" iniciarse en el sistema de defensa personal.
"Es un sistema porque en realidad es un todo formado por varias partes [que intenta] tratar de sacar la mejor manera lo mejor que tenemos para poderlo aplicar a las necesidades de nuestra vida, tanto sean psíquicas emocionales o físicas", explicó.
El recorrido del taludo requiere entre seis y ocho años y se va avanzando en un sistema de diez cinturones "con distintas puntas en el medio", lo que permite "ir aprendiendo la parte teórica" mientras se practica la parte marcial.
"Al estar en Occidente necesitamos un escalonamiento, necesitamos cinturones porque si no los occidentales creemos que no vamos hacia ningún lado", explicó Ferreyra.
Competir "hace mirar para afuera" y desvía el foco introspectivo de la técnica, un camino "para ir evolucionando, aprendiendo y espiritualizándose".
"Lo más importante es ver qué hacemos con nuestro propio guerrero con nuestro propio camino espiritual, nuestra búsqueda de la paz y la tranquilidad. Esa es un poco la idea", ilustró el maestro.
El sistema busca que el individuo logre la seguridad, pero no apenas en el sentido tradicional de la palabra vinculado a lo físico. La seguridad mental y emocional es también una parte importante del taludo.
"No hay un lugar de la tierra verdaderamente seguro, eso es utópico. La seguridad uno la va creando, tratando de mirar hacia adentro, de estar contento con uno y aprendiendo ciertas técnicas que te permitan mirar cómo está la sociedad", expresó Ferreyra.
De hecho, el taludo incentiva a los discípulos a alejarse "de las situaciones preocupantes" de prevenir con "un montón de distintas situaciones", algunas "físicas", otras "protocolos teóricos para ver lo que está sucediendo y resolverlo" de cierta manera.
No obstante, el creador del sistema apuntó que "lo ideal es resolver las situaciones sin siquiera tener que usar procesos físicos". Si bien es una "técnica marcial, corporal y de defensa que puede llegar a ser efectiva", hace énfasis en que las personas "aprendan a usar la cabeza, a sentirse, a incluir y a decidir antes de que las cosas sucedan".
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Según Ferreyra, "el ser humano es el único animal que el miedo lo establece a través de los recuerdos la mayoría de los animales". Por eso, se intenta que el alumno pueda "ir conociendo sus miedos" y controlarlos para "seguir evolucionando", alcanzar la "paz interior" y la felicidad.
"La mayoría de los animales, frente a eso que llamamos miedo, tienen un estado de latencia. Cuando ellos sienten que hay algo a su alrededor que cambia, deciden si combaten o se retiran. El ser humano empieza a crear en la mente un montón de situaciones anteriores en las cuales no les fue bien y a partir de ahí generan su miedo", concluyó.