"Las autoridades de Kiev intentan evitar a cualquier precio un traspaso a la fase principal del arreglo de la crisis, o sea, acordar las modalidades de las elecciones locales y hacer que entre en vigor la ley sobre el estatus especial de Donbás, llevar a cabo la amnistía y la reforma constitucional ", dijo Lukashévich al intervenir en la reunión del Consejo Permanente de la OSCE.
El embajador señaló que "los sucesos en Ucrania no ofrecen motivo para el optimismo" al explicar que no hay señales de que los militares ucranianos quieran avanzar hacia una tregua duradera.
Lukashévich indicó que, según los datos de la Misión de Observación de la OSCE, entre el 14 y el 20 de noviembre los militares ucranianos atacaron en 12 ocasiones las localidades de las provincias de Donetsk y Lugansk.
"El cese de hostilidades no lo quieren ni las autoridades actuales de Kiev, ni los comandantes de las unidades en la zona de seguridad que controlan los flujos a través de la línea de separación ni los combatientes que reciben un pago extra y estatus de participante de acciones militares", aseveró Lukashévich.
Asimismo, señaló que la reunión del jueves del Grupo de Contacto sobre el arreglo en Donbás comprueba sus ideas.
Lukashévich agregó que las discusiones de los temas económicos en el marco del subgrupo correspondiente siguen bloqueadas por Kiev y recordó que ya pasaron dos meses desde que las partes acordaran efectuar la separación de fuerzas en tres zonas.
"Los hechos evidencian que las declaraciones de que el Ejército ucraniano solo abre fuego de respuesta es una alteración total de la situación real, igual que las declaraciones de que la artillería de las milicias bombardea sus ciudades", afirmó.
El embajador resaltó que los acuerdos de Minsk siguen siendo una base para el arreglo que no tiene alternativas.
"Lo reconocen todos, pero Kiev no emprende los pasos reales para su puesta en práctica (…), de hecho, observamos que la situación no solo sigue sin arreglo, sino empeora", concluyó Lukashévich.